Fish Night

por | Ene 17, 2024 | Análisis simbólico y cine

Fish Night (2023). 21x21cm. Grafito sobre papel Canson de 200gr.

Ficha técnica del corto

Love, Death + Robots. Vol. 1: Fish Night. (2019). Animación. Dirección: Damian Nenow

Creación: Tim Miller

Guión: Joe Lansdale, Philip Gelatt

Música: Pawel Górniak

Platige Image Studio. Distribuido por Netlflix

Análisis simbólico

—Parte I

Me conmovió este episodio de la serie Death, Love and Robots llamado Fish Night pues su cierre deja una sensación gélida en el cuerpo. Ciertamente, muchas de las reseñas sobre la serie señalan este episodio como uno de los más incomprendidos. Sin embargo, si se analiza desde una perspectiva simbólicas, la historia adquiere una profundidad inusual y deviene profundamente satisfactoria. Por supuesto, el sentido que yo propongo aquí es fruto de un enfoque determinado, por lo que en absoluto agota el film, dado que mi perspectiva no deja de ser un “corte” sobre una totalidad. En todo caso, antes de seguir leyendo este post, recomiendo ver el episodio (spoilers!).

Este corto de animación presenta claramente dos partes: la primera ocurre durante el día en mitad del desierto, mientras que la noche trae consigo un extraño mar poblado por criaturas fantásticas. El atardecer es la bisagra, que se constituye como un portal entre los dos mundos.
Como en muchos sueños, la primera escena introduce el problema: en una carretera desierta vemos llegar un coche de cuyo capó escapa una enorme nube blanca, forzando al conductor a parar. Los dos hombres bajan del coche —son vendedores ambulantes— y tras hacer unas comprobaciones, el compañero de mayor edad afirma que el radiador se ha estropeado. Su dictamen es categórico: el coche está “muerto como lo estuvieron las ventas de la semana pasada, o incluso más muerto”. Inmediatamente después, coge del interior del coche una botella de cristal y se hecha el agua por encima. Su joven compañero le pregunta indignado porqué no ha vertido el agua en el radiador, a lo que el hombre maduro contesta, pasándole la botella: “lo que está muerto no resucita, ni siquiera un Plymouth”. El joven sí bebe agua, aunque desecha la botella antes de haber drenado la última gota.

Podemos ver que en la parte diurna hay un problema de sequedad, pues en un entorno ya de por sí árido, el agua se pierde o se derrocha. Vamos a comenzar pues por analizar el simbolismo del agua, para intentar comprender qué puede estar señalando esta escena. El agua evoca, entre otras cosas, el principio vital. Donde hay agua la vida prolifera; las plantas crecen y los animales se multiplican, y es junto a los cursos de agua donde brotaron las primeras civilizaciones. El propio despliegue de la vida en el planeta comenzó en el mar, tal y como se comenta en este episodio. De hecho, el agua es también el comienzo de la vida para cada individuo, pues el feto se forma en agua. Esta relación entre el agua y el inicio de la vida (o del mundo) aparece en muchísimos mitos de creación —por ejemplo en el Génesis—, pues como estamos viendo, el mar evoca la matriz primigenia. Como tal, simboliza lo inconsciente, pues lo inconsciente es la matriz de la cuál emergió la consciencia, en un proceso que duró millones de años. Como bien señaló C.G. Jung, este proceso se repite nuevamente en cada individuo en los primeros años de su infancia. Este par de opuestos —la consciencia y lo inconsciente— evocan otros pares de opuestos que son arquetípicos: sol/luna, día/noche, lo seco/lo húmedo, yang/yin, etc.

Por lo tanto, si observamos esta primera parte del episodio desde una perspectiva simbólica, podemos ver que en la parte diurna se nos presenta una situación consciente que va a atraer a su opuesto en cuanto le llegue el turno a la dimensión inconsciente. Esta inversión comienza con el anochecer: lentamente el sol desciende hacia el horizonte, y lo que va a ascender en su lugar es, precisamente, la gota de agua que fue despechada, y que ahora brilla con una luz dorada. No puedo resistirme a citar a Jung:

«De acuerdo con la ley de la enantiodromia, el principio de la corriente contraria, vislumbrada con claridad por los chinos, del final surge el comienzo del opuesto. Así, al culminar, el yang se transforma en yin, y la aserción es sustituida por la negación». Jung, OC15,

Esta enantiodromia o inversión se hace palpable en la personalidad del hombre maduro, que parece transformarse a medida que el sol desciende. Efectivamente; antes le había echado la culpa a su compañero por encontrarse los dos varados en el desierto, pero ahora se disculpa y reconoce que eso no es cierto. Después, tras haber afirmado anteriormente que lo muerto no puede revivir, ahora fantasea acerca de los fantasmas y de la vida tras la muerte. La concatenación de fotogramas que muestran el declive del sol —y que nos hace pensar en un ojo que se cierra— es una bellísima sugerencia del “abaissement du niveau de conscience” que está experimentando este personaje. Sin duda, lo que va a prevalecer de aquí en adelante es lo lunático y el poder primigenio de lo inconsciente.

Vandendorpe, noviembre 2023

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Análisis simbólico y cine

Artículos

Presentaciones

Cursos y talleres