Magma

En el año 2004 regresé a la Facultad de Bellas Artes de la UPV (Valencia) donde había cursado el primer año de carrera, para seguir unos cursos de grabado. Me fascinó el trabajo con el ácido y su capacidad de ir transformando lentamente la plancha de metal. El hecho de introducir un agente químico en el proceso de creación me llevó a una cierta renuncia del control sobre aquello que quería plasmar; comenzó a primar el deseo de experimentación y una enorme curiosidad por los resultados. Después de esto busqué la manera de llevarme lo aprendido a un trabajo directo —sin el uso de una matriz— donde los materiales mantuviesen cierta agencia. Empecé a trabajar con fuego, alcohol, diversos líquidos corrosivos, arena…

Desde hacía 4 años recopilaba de manera sistemática mis sueños, y pude observar cómo este trabajo con la materia calaba en mi inconsciente. Al poco comencé a leer Alquimia de Marie-Louise von Franz —una de las colaboradoras principales de C.G. Jung—, en el cual la autora señala precisamente cómo el trabajo con materiales que se han investido de una carga simbólica tiene un efecto transformador en la psique. Éste fue un punto de inflexión en mi trabajo con las imágenes; ya no importaba únicamente lo que yo podía decir a través de una imagen, sino también lo que podía aprender de ella.

Vandendorpe, marzo 2009